El último baile de orquestas y feriantes: el sector fía su supervivencia al regreso de las fiestas patronales sin restricciones

Orquesta Cañón, en una actuación reciente, ya sin restricciones.

César Fernández

A Tatiana Fernández se le rompió la antena de la televisión en mitad de la pandemia y no quiso repararla. “Y no veo un telediario”, dice esta responsable de Helio Espectáculos, compañía leonesa que funciona como oficina de contratación y lleva las riendas de las orquestas Cañón y Clan Zero. Cansada de escuchar que la hostelería y el turismo eran los sectores más castigados por la crisis sanitaria, alza la voz para reivindicar al vinculado a las fiestas patronales, que vive el retorno de las celebraciones sin restricciones entre el ajetreo y la sensación de última oportunidad.

2020 pasó en blanco; 2021 dejó “absurdos” como “verbenas con el público sentado”; y 2022 se antoja como la prueba definitiva de supervivencia para un sector que ha perdido por el camino mucho capital humano sin que esté resultando nada sencillo encontrar reemplazo. La sucesión de olas del coronavirus dejó un reguero de incertidumbre que fue aplazando la programación de las fiestas patronales. El trabajo de contratación que normalmente se realiza en los meses del año fuera de temporada de festejos ha tenido que apurarse en las últimas semanas. “Y estoy más agobiada este año que ninguno”, admite Fernández.

Orquestas y feriantes se vieron obligados a aparcar su modus vivendi. Juan José Herce es la tercera generación de Vino Añejo El Abuelo, una firma de Autol (La Rioja) que es toda una institución despachando vino dulce. “En 69 años de negocio nunca habíamos visto nada igual. Ahora vamos sobre la marcha. El día a día es lo único que rige”, admite Herce, que se reconvirtió durante unos meses como empleado de conserveras para sobrevivir. Otros colegas lo hicieron definitivamente, dice para enumerar quienes se derivaron a sectores como las estructuras metálicas o quienes montaron tiendas de chucherías. La ruta también ha representado otra alternativa en un gremio en el que la mayoría cuenta con carné para conducir camiones.

Teleoperadores o repartidores de paquetería son nichos recurrentes para quienes dejaron las orquestas, algunos de manera definitiva. “Han desaparecido muchas formaciones. Se nos ha ido mucho personal muy cualificado. Y eso es una pérdida irrecuperable para el sector”, lamenta Tatiana Fernández, que acredita las dificultades para convencer a sustitutos, y ya no tanto por una cuestión económica. “La gente quiere tener una seguridad de que va a estar dada de alta todo el año. Esos fueron los que al menos pudieron cobrar algo durante algún tiempo”, señala tras quejarse de que las ayudas durante lo más duro de la pandemia resultaron “muy escasas y muy tardías”.

Han desaparecido muchas formaciones. Se nos ha ido mucho personal muy cualificado. Y eso es una pérdida irrecuperable para el sector, lamenta la responsable de la empresa Helio Espectáculos, al frente de varias orquestas

La declaración del estado de alarma llegó a mediados de marzo de 2020 con el sector a punto de salir al ruedo de una temporada que comienza en abril y se estira normalmente hasta la festividad del Pilar, a mediados de octubre. “Fuimos ingenuos al pensar que ese verano íbamos a tener actividad. No hubo nada nada. Pasó de largo con las inversiones hechas y los créditos pedidos”, cuenta la responsable de Helio Espectáculos. Con las esperanzas puestas en la temporada de 2021, la sensación fue más amarga que dulce al estar sometidos incluso los componentes de las orquestas a restricciones similares a las de la población en general. “¿Y cómo puedes cantar temas románticos con distancia de seguridad? Hubo casos surrealistas”, denuncia también con la sensación de “agravio comparativo” para el público sentado y cercado en un “corralito” frente a la libertad que imperaba en las terrazas apenas a diez metros de distancia.

Sobrevivir a una pandemia

2020 fue también un año perdido para los feriantes. Vino Añejo El Abuelo regresó en 2021 a las Fiestas de la Encina de Ponferrada, todavía en medio de ciertas restricciones. El resultado, con todo, fue “mejor de lo esperado”. “No me puedo quejar. Vino más del 50% de la gente que solía hacerlo. Las ventas fueron aproximadamente de un 40% menos”, valora poniendo la balanza la falta de atractivos habituales en unas fiestas patronales convencionales que ejercen de tirón hacia el recinto ferial. El trago, para una compañía dedicada al vino dulce, no fue tan amargo.

Juan José Herce, tercera generación de Vino Añejo El Abuelo, tuvo que emplearse durante meses en conserveras. Otros feriantes dijeron adiós. La ruta ha sido una alternativa recurrente en un gremio en el que la mayoría tiene carné de camión

Ahora, en este 2022, la eliminación de las restricciones ha coincidido justo con el comienzo de la temporada de fiestas patronales tras las celebraciones de la Semana Santa. Los festejos de San José Obrero en el barrio de Cuatrovientos (Ponferrada) marcan un punto de inflexión en la comarca del Bierzo. El presidente de la Asociación de Vecinos Matagal, Arturo Gómez, pone una vela al santo para que haga buen tiempo y otra para que las “ganas” de fiesta se compadezcan con la situación sanitaria. Él ya tuvo en 2021 que pasar el trago de organizar las fiestas del barrio sin ni siquiera espacio para la procesión. “Se vivió con mucha pena”, confiesa.

Sin restricciones en el horizonte, ¿primarán más las ganas de fiesta o el recelo por la pandemia? “La gente tiene muchísimas ganas de fiesta. Pero creo que la mascarilla no se va a quitar. Va a haber más gente con mascarilla que sin ella”, responde Gómez. Se trata de una sensación compartida por responsables de Protección Civil. “Aunque no haya restricciones, creo que las mascarillas se van a utilizar en un porcentaje importante”, considera el jefe de la agrupación de Ponferrada, José Manuel Ezquerro. El de la agrupación del Consejo Comarcal del Bierzo, Antonio Zamora, pone matices en función de las edades: “La gente adulta y mayor todavía tiene recelo. Los jóvenes van a pecho descubierto”.

La reconversión de Protección Civil

En un escenario sin fiestas patronales ni grandes eventos, Protección Civil también vivió su propia reconversión. “La pandemia cambió el contexto de lo que hacíamos. Nos ha cambiado el discurso”, señala el responsable de la agrupación de Ponferrada al recordar que en 2020 repartieron hasta 57.000 kilos de alimentos. “Incluso hemos ido a los bancos a sacar dinero a personas mayores”, ilustra su homólogo en la del Consejo Comarcal. Luego se vieron coordinando operativos para regular el acceso a pruebas diagnósticas o vacunaciones, amén de tomar las temperaturas en los escasos eventos masivos celebrados durante más de dos años.

Ahora hay una cierta sensación de vértigo que el responsable de la agrupación del Consejo pudo palpar en primera persona primero en el dispositivo de Semana Santa en Las Médulas y sobre todo en las fiestas de Pascua de Cacabelos. La presencia de la célebre Orquesta Panorama desbordó las previsiones en la villa del Cúa. “Y eso que era un lunes”, precisa ahora que la crisis sanitaria ha puesto de relieve la importancia de tener en cuenta los aforos o la señalización de las vías de evacuación.

Este puente del Primero de Mayo es el primero señalado en rojo en el calendario de las fiestas patronales. Cuatrovientos despliega un programa en el que ha prescindido de actividades que eran fijas antes de la pandemia como el concurso de tortillas o el maratón de fútbol sala. “Otros años se organizaban las fiestas desde finales de enero. Y esta vez las hemos programado desde febrero o marzo. Y no hemos podido conseguir equipos en tan poco tiempo”, alega el presidente del colectivo vecinal sin esconder que hubo que rebajar las tarifas de las aportaciones. “Los bares han pasado un mal momento. Y han aportado lo que han podido”, explica.

Si en 2022 siguiera habiendo restricciones, el sector desaparece. Estamos todos empeñados. Somos un sector muy profesionalizado. Estamos vendiendo alegría y somos el último mono en este país, dice Tatiana Fernández

La premura en la contratación la sufre en carne propia una empresa como Helio Espectáculos, que además ha tenido que acostumbrarse a leer los boletines oficiales de las administraciones públicas para adaptarse a 17 normativas diferentes. Ahora, ya sin restricciones, se encuentra todavía en muchos casos con una coletilla recurrente al final de los contratos del estilo “si la situación sanitaria lo permite”. “La administración se ha acostumbrado a cancelar a coste cero”, denuncia Tatiana Fernández. Lo que los programadores se ahorraron con la suspensión de eventos tampoco revierte en una subida del precio de las contrataciones para un sector que ahora que se despereza tiene que actualizar seguros, pasar itvs y afrontar reparaciones en un contexto, además, de inflación galopante.

Vino Añejo El Abuelo queda este fin de semana abriendo temporada en Lazcano (Guipúzcoa) y estrenando toldo en su emblemático puesto. Cuatrovientos cruza los dedos para recuperar sensaciones festivas. Y Helio Espectáculos encara una campaña decisiva sin ocultar que la pandemia ha lastrado al gremio hasta presagiar que en fechas punteras como el 15 de agosto “habrá más demanda que oferta” de orquestas y sin dejar de lanzar un aviso a navegantes. “Si en 2022 siguiera habiendo restricciones, el sector desaparece. Estamos todos empeñados. Somos un sector muy profesionalizado. Estamos vendiendo alegría y somos el último mono en este país”, sentencia Tatiana Fernández, convencida, pese a todo, de que el espectáculo debe continuar.

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