25 lobos fueron muertos a disparos en el año de la pandemia de los 51 disponibles, más que el anterior

Ejemplar de lobo ibérico muerto de un disparo, archivo.

C.J. Domínguez

En León, y durante el año de mayores restricciones y dificultades a causa de la pandemia, los cazadores pudieron matar a disparos a un total de 25 ejemplares de lobo ibérico de los 51 que estaban autorizados por el último cupo que sacó adelante la Junta de Castilla y León. este es el panorama más reciente antes de que abriera el actual debate de si este animal debe ser considerado en toda España especie no cinegética. Eso significa que el “éxito en las capturas”, como lo denomina literalmente la administración autonómica, fue de prácticamente el 50%.

Se trata de una cifra que se sitúa bastante por encima del año anterior, con idéntico número de 51 autorizados por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente en la provincia, pero que en la temporada de caza que incluyó 2019 se quedó en apenas 18 lobos abatidos.

Sin embargo, y a pesar del previsible aumento de la población de canis lupus por el largo confinamiento que hipotéticamente impidió atender al ganado de manera normal, lo cierto es que también en 2020 descendió de manera muy considerable el número de atanques protagonizados por los lobos a las ganaderías de la provincia.

En concreto, según los datos oficiales de la Junta entre enero y septiembre, se contabilizaron 116 ataques, un 27% menos que en el mismo período del año precedente, que fueron 160. En ellos se contabilizaron, a efectos de indemnización, 183 reses muertas, frente a 247 del año precedente, también una caída más que considerable.

A pesar del creciente argumento de los datos ganaderos a causa del lobo ibérico para oponerse a la intención ministerial de poner fin a la caza de ejemplares en zonas como León donde aún se permite -de hecho, en toda la Comunidad por encima del río Duero-, lo cierto es que León suma una mínima parte de esos ataques.

De los 1.835 que se computaron en los tres primeros trimestres del año pasado en toda Castilla y León, los 116 de la provincia leonesa apenas son el 6,3%. Ávila se sigue llevando la palma con mucho (1.034 ataques contabilizados), seguida de Segovia (353) y después Zamora (151), poco más que León.

Eso sí, todos los censos indican que las mayores poblaciones de lobo se sitúan precisamente, y con gran diferencia, en León y Zamora, de ahí que fueran las provincias donde más cupo de caza permitió la Junta cuando aprobó los planes a tres años en 2019.

En cuanto a los 25 ejemplares que fueron cazados dentro de la temporada en León, once de ellos lo fueron dentro de alguna de las tres Reservas Regionales de Caza: seis en la de Riaño, tres en la de Mampodre y dos en la de Ancares, según notifica la Consejería que preside el leonés Juan Carlos Suárez-Quiñones.

Los restantes 14 ejemplares muertos lo fueron por disparos de cazadores en cotos al uso destacando, un año más, los abatidos en la Montaña de Luna, donde años atrás incluso se llegaron a cazar más de los permitidos.

Esta pasada temporada de caza, en Luna cayeron seis de los siete ejemplares qiue se habían autorizado, un 86%, mientras que en el Bierzo fueron cuatro de los cinco.

En la Montaña de Riaño murieron por disparos dos lobos de los tres permitidos, en lo que se denomina Tierras de León uno de los cuatro y en La Cabrera uno de los cinco. Llama la atención que sólo en un territorio no hubo bajas por caza, en Astorga-La Bañeza, donde se podía haber disparado a un máximo de siete ejemplares de lobo ibérico.

Precisamente esta semana, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico volvió a poner en pie de guerra a sindicatos agrarios, comunidades autónomas que gobierna el PP como Castilla y León y colectivos de cazadores confirmando, después de una aparente negociación con los opositores, que se prohibirá cazar a este animal en todo el territorio español como muy tarde en septiembre, tras su inclusión en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial que demanda Europa.

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