Las setas resisten la sequía y arranca de forma “tímida” la campaña con los primeros hongos en la montaña de León

Un boletus gigante encontrado el pasado año por Antonio Puente en La Vecilla.

Lucía Sánchez / ICAL

La campaña micológica en Castilla y León arranca de forma “tímida”, a pesar de que ya se da producción “puntual” en la zona occidental de la Comunidad, sobre todo, boletus de encinar y de robledal, según detalló el técnico del área de micología y truficultura de la Fundación del Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria de Castilla y León (Cesefor), José Miguel Altelarrea, a Ical.

Además, en lugares concretos de la provincia de Soria y de Burgos en aquellos donde se centraron las tormentas hace diez días, también han fructificado los primeros ejemplares de una campaña, que los expertos auguran “buena”, a pesar de la intensa sequía, ya que las setas, al menos este año, han sabido adaptarse a los envites del cambio climático.

“Con el agua de esta semana se ha activado la producción”, indicó el técnico, para reseñar que en Salamanca, en Ávila y algunas comarcas de Segovia, afortunadamente, ha caído “mucha agua” y en algunas zonas, incluso, más de 100 litros.

En estas zonas, que previamente ya registraban humedad por haberse registrado alguna tormenta a finales de agosto, tienen la producción “totalmente activada”, según el técnico.

En Burgos, Palencia y Soria se han podido recoger algunas especies tempranas como la amanita caesarea. el boletus aereus o boletus reticulatus y, en algunas zonas “privilegiadas”, boletus edulis y níscalo de vaguada.

Respecto a cómo avanzará la campaña, el técnico destacó que es necesario que las temperaturas no sean “extremas”, es decir, que no se registren picos de mucho calor y, sobre todo, que llueva. “No esperamos una mala campaña, todo puede cambiar porque la meteorología es la que determina la campaña, pero, de momento, las previsiones son buenas”, reseñó.

Asimismo, argumentó que el agua que ha caído en los últimos días lo ha hecho de forma “óptima” ya que lo ha hecho “despacio” y no ha provocado escorrentías. “A pesar de la sequía del suelo, la lluvia ha ayudado a disminuir el estrés hídrico de los suelos de los bosques”.

También aludió a que en otras zonas como Navarra y Cataluña los recolectores llevan medio mes recogiendo productos micológicos propios del otoño.

El director de la cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid, Juan Andrés Oria, confirma que con las condiciones actuales, y pese a que el verano ha sido extremadamente caluroso y seco, se puede esperar, sobre todo en los lugares que han registrado agua, una campaña micológica “óptima”, pues se ha activado el miceleo de los hongos y de la amanita y de los rebozuelos.

“En este momento, las previsiones son buenas porque en algunos lugares de la Comunidad se han registrado entre 50 y 120 litros de agua y es en esos lugares donde va a adelantarse la campaña. En concreto, en la zona occidental: León, Zamora y Salamanca y también en zonas de Ávila. En la zona oriental (Burgos y Soria) no está tan activo el micelio en el suelo”.

Oria coincidió con Altelarrea en que las perspectivas son “buenas”, y trasladó que en países europeos en los que se han registrado temperaturas “extremas y de récord” como Rumanía o Hungría comenzó a llover en septiembre y tienen fructificaciones “históricas”. “Han registrado las mayores producciones de boletus, de amanita y rebozuelo”.

En este aspecto, afirmó que, pese al “calorazo tan grande y la sequía extrema” si llueve habrá buena campaña micológica en otoño en Castilla y León.

Las setas, según el científico, tienen “un mecanismo de resistencia” y ante una situación de estrés, en zonas apropiadas y con humedad, fructifican. “Esto viene a significar que, de momento, el cambio climático no provoca, tal como los más pesimistas auguraban, el final de la micología, porque a veces los hongos responden de forma inesperada positivamente respecto a la fructificación. Es decir, se adaptan, son plásticos y son capaces de resistir, fructificar y seguir produciendo”.

Asimismo, señaló que actualmente hasta Castilla y León llegan a las empresas distribuidoras hongos procedentes del centro de Europa, hasta que la campaña autóctona arranque con decisión en sus bosques.

Zonas quemadas

Por otro lado, el científico reseñó que en las zonas calcinadas de la Comunidad, muy especialmente este año en la Región Leonesa y en particular en Zamora, es conveniente dejar que la naturaleza se recupere, no obstante, recordó que existen especies pirófitas, es decir, que cuando se quema el monte y cuentan con cierta humedad brotan con fuerza (parasol, boletus de estepa, entre otras).

En este sentido, detalló que existen especies que podrían brotar en tres o cuatro años y en primavera es posible que la apreciada colmenilla fructifique de forma “astronómica”.

Unas 200 toneladas perdidas en la Sierra de la Culebra

No pasará lo mismo con el apreciado boletus edulis de los robles o pinos la sierra de la Culebra (Zamora). Sus bosques deberá esperar al menos 15 o 20 años. “El primer incendio de Zamora en la Culebra provocó que la producción de boletus se redujera en 200 toneladas”, estimó.

Oria insistió en que hay especies que inmediatamente fructifican después de un incendio, pero tienen su papel para la recuperación del bosque porque ayudan a fijar los restos quemados, que representan un peligro para la contaminación de las aguas.

Por último, recordó que es “vital” la gestión forestal sostenible con el fin de evitar incendios y promover la producción micológica, es decir, que haya muchos “hongos comestibles”.

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